En la actualidad, los líderes tienen la obligación de redefinirse para poder influenciar a sus seguidores y lograr que estos adelanten los fines y propósitos del grupo o entidad que el Líder maneja. Estoy convencido que, hoy día, la figura del LÍDER CAUDILLO ya no funciona. El LÍDER CONSECUENTE, DIRIGIDO E INFLUENCIADOR, es el que necesitamos.
Sin embargo, reconozco que existe un contraste con mi apreciación, pues mucha de nuestra gente ya no siguen a los líderes caudillos y otros no se dejan influenciar fácilmente, sobre todo, cuando los egos y el protagonismo están presentes. Por ello, EL LÍDER, tiene la obligación de dirigir a sus seguidores y lograr, con argumentos y destrezas particulares, conseguir que su grupo, con sus acciones, legitimen la razón de existencia de la entidad que dirige. No lograrlo, ocasiona que sus seguidores, los activos y los pasivos, los que miran de afuera, se decepcionen y descontinúen su militancia; y sus detractores le tomen ventaja.
Lo peor de la inefectividad en el liderazgo, no es la decadencia del liderato personal del Caudillo; lo terrible es que los fines y propósitos que se supone se adelantaran, no se lograron. O sea, de nada sirvió el Liderato y por su incapacidad se perdió la confianza. Es en ese momento, que se conjuga en la entidad, la inefectividad, la desconfianza, la deslealtad y la ingobernancia, pues cada cual hizo lo que le convino, pero todos, sin rumbo; sin estrategia. Y la entidad, que desmoralizada.
Estas letras las escribo, pues justamente, desde ayer, se ha agudizado y ha quedado patentizado, que el Gobernador de nuestro País, ha demostrado una debilidad aguda en su liderato. Ha demostrado ser incapaz para influenciar en su equipo para que estos cumplan con los fines y propósitos de la entidad que dirige. Sus propios miembros del equipo lo han llevado a que demuestre esa debilidad públicamente, pues prometió una solución en nombre de su equipo, pero el equipo, al final, no se la concedió.
Quizás al Gobernador, le resta una estrategia, para poder resurgir como líder ante su entidad y ante su pueblo, y DEMOSTRAR QUE TRABAJA CON SU GENTE Y PARA SU GENTE. Entiendo que más allá de imponer su criterio o usar estrategias bajas (que sabemos se pueden utilizar para influenciar a algunos), debe comenzar a señalar uno a uno a los integrantes de su equipo que se han apartado de los fines y propósitos de su partido, o sea, de la entidad que representa, pues aquellos que se comprometieron a cumplir con un plan, hoy, no pueden apartarse de este. Y si la consecuencia es afectar momentáneamente a la entidad que dirige, debe hacerlo, pues al fin, la habrá limpiado de aquellos que no le servían bien, sino que burdamente utilizaron a la entidad para adelantar sus planes personales. Le deseo el mejor éxito en esta indispensable gesta que tiene ante sí. Debe recordar el Gobernador, que tiene un cargo que proteger, a los líderes les corresponde honrar sus posiciones, y no honrarse de ella. Le resta al Gobernador, HONRAR el cargo que hoy ostenta y hacerlo brillar, no para su bien personal, sino para el bien del cargo que, como privilegiado, ostenta.
24 de mayo de 2013, en San Juan, Puerto Rico.
Sin embargo, reconozco que existe un contraste con mi apreciación, pues mucha de nuestra gente ya no siguen a los líderes caudillos y otros no se dejan influenciar fácilmente, sobre todo, cuando los egos y el protagonismo están presentes. Por ello, EL LÍDER, tiene la obligación de dirigir a sus seguidores y lograr, con argumentos y destrezas particulares, conseguir que su grupo, con sus acciones, legitimen la razón de existencia de la entidad que dirige. No lograrlo, ocasiona que sus seguidores, los activos y los pasivos, los que miran de afuera, se decepcionen y descontinúen su militancia; y sus detractores le tomen ventaja.
Lo peor de la inefectividad en el liderazgo, no es la decadencia del liderato personal del Caudillo; lo terrible es que los fines y propósitos que se supone se adelantaran, no se lograron. O sea, de nada sirvió el Liderato y por su incapacidad se perdió la confianza. Es en ese momento, que se conjuga en la entidad, la inefectividad, la desconfianza, la deslealtad y la ingobernancia, pues cada cual hizo lo que le convino, pero todos, sin rumbo; sin estrategia. Y la entidad, que desmoralizada.
Estas letras las escribo, pues justamente, desde ayer, se ha agudizado y ha quedado patentizado, que el Gobernador de nuestro País, ha demostrado una debilidad aguda en su liderato. Ha demostrado ser incapaz para influenciar en su equipo para que estos cumplan con los fines y propósitos de la entidad que dirige. Sus propios miembros del equipo lo han llevado a que demuestre esa debilidad públicamente, pues prometió una solución en nombre de su equipo, pero el equipo, al final, no se la concedió.
Quizás al Gobernador, le resta una estrategia, para poder resurgir como líder ante su entidad y ante su pueblo, y DEMOSTRAR QUE TRABAJA CON SU GENTE Y PARA SU GENTE. Entiendo que más allá de imponer su criterio o usar estrategias bajas (que sabemos se pueden utilizar para influenciar a algunos), debe comenzar a señalar uno a uno a los integrantes de su equipo que se han apartado de los fines y propósitos de su partido, o sea, de la entidad que representa, pues aquellos que se comprometieron a cumplir con un plan, hoy, no pueden apartarse de este. Y si la consecuencia es afectar momentáneamente a la entidad que dirige, debe hacerlo, pues al fin, la habrá limpiado de aquellos que no le servían bien, sino que burdamente utilizaron a la entidad para adelantar sus planes personales. Le deseo el mejor éxito en esta indispensable gesta que tiene ante sí. Debe recordar el Gobernador, que tiene un cargo que proteger, a los líderes les corresponde honrar sus posiciones, y no honrarse de ella. Le resta al Gobernador, HONRAR el cargo que hoy ostenta y hacerlo brillar, no para su bien personal, sino para el bien del cargo que, como privilegiado, ostenta.
24 de mayo de 2013, en San Juan, Puerto Rico.