Anoche, Yadira y yo tuvimos el privilegio de escuchar por última vez, lo siguiente:
«Los quiero mucho a los tres.»
«Cuiden de su papá.»
«Y de Cuquito.»
Eran las 2:35 de la madrugada.
Siguió hablando, aunque lentamente y con dificultad por la mascarilla que le brindaba oxígeno. Ella misma nos reiteró su satisfacción con el mejor trabajo que hizo en vida: SER NUESTRA MAMÁ. Y nos dijo:
«Han sido buenos hijos»
«No dejen a Cuquito»
«Cuiden de Norelis; Que sepa escoger a un buen hombre.»
Norelis es su nieta menor, quien, hoy es una adolescente hermosa.
Eran las 2:40, y su mano derecha agarraba a Yara, y con la izquierda me sujetaba a mí.
Les juro que fue el momento más hermoso de mi vida.
Tengo una sensación de dolor, con una tranquilidad, aderezada de paz.
Demás está pregonar que juro cumplirle cada una de las peticiones que nos hizo.
.
.
.
Mami acaba de morir en la paz de nuestro Señor Jesús.
«Los quiero mucho a los tres.»
«Cuiden de su papá.»
«Y de Cuquito.»
Eran las 2:35 de la madrugada.
Siguió hablando, aunque lentamente y con dificultad por la mascarilla que le brindaba oxígeno. Ella misma nos reiteró su satisfacción con el mejor trabajo que hizo en vida: SER NUESTRA MAMÁ. Y nos dijo:
«Han sido buenos hijos»
«No dejen a Cuquito»
«Cuiden de Norelis; Que sepa escoger a un buen hombre.»
Norelis es su nieta menor, quien, hoy es una adolescente hermosa.
Eran las 2:40, y su mano derecha agarraba a Yara, y con la izquierda me sujetaba a mí.
Les juro que fue el momento más hermoso de mi vida.
Tengo una sensación de dolor, con una tranquilidad, aderezada de paz.
Demás está pregonar que juro cumplirle cada una de las peticiones que nos hizo.
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Mami acaba de morir en la paz de nuestro Señor Jesús.