Raúl Carrero. Mis pensares; mi visión.
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La pizza con Millie...

2/15/2021

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​Reitero la importancia de Millie en mi vida, en mi formación desde niño... no tener hijos no fue un impedimento para ella, al demostrar su amor, al cuidar y al instruir en la formación de sus personas favoritas.

Lo hizo conmigo, con Norberto y Yadira, mis hermanos, también con Carlos Francisco, el hijo de Lizette, su mejor amiga; también, con Camila y con Gabriela, sus dos sobrinas.

Sin embargo, pienso que fue conmigo que tuvo más tiempo, más oportunidad, más espacio. Ella me llevaba a sus trabajos, y me dejaba ayudarla.

Cuando administró un complejo residencial, edificado en Rincón con fondos federales, me dejaba ayudarle sacando copias, recortando papeles, cosas que un niño de 10 años -con ganas e interés- podía hacer.

De ahí, Milagros pasó a trabajar en el Gobierno de PR, como trabajadora social en lo que hoy es la Administración de Servicios contra la Adicción (ASSMCA), que antes se llamaba DESCA, si mi memoria no falla. En DESCA, entre algunas de sus tareas, tenía que trabajar en campamentos que se llevaban a distintas escuelas o comunidades, y a mi me fascinaba ir con Millie a «trabajar». Yo me sentía súper importante, y todo «un conocedor» de cómo ayudar a las personas a no entrar en las drogas.

Pero, en la faceta que más Millie me pulió, fue en el comer, pero, en comer bueno. Le gustaba disfrutar de la rica comida, así que yo me beneficiaba, y con ella visité infinidad de restoranes en distintos pueblos del país. Fueron muchos y ricos.

Sin embargo, mi mayor recuerdo lo tengo en un Pizza Hut que había en Mayagüez, frente al Colegio. Y es que con Millie, no solo comía; ella aprovecha el momento, para enseñarme a cómo comportarme en una mesa, a cómo utilizar los utensilios, y a cómo tomar en copas. Pero, resulta que, en su empeño, se le fue la mano. Y es que ese día, le dio con enseñarme a comer pizza con cuchillo y tenedor. Y me puso el pedazo de pizza, en aquellos platos color marrón que tenía Pizza Hut, que tú los mirabas y veías la infinidad de líneas de cortes y raspazos que le habían hecho 4,000 o 5,000 clientes antes que tú. ¡Ay, cómo divago! Disculpen.

En fin, que Millie me puso la pizza en el plato y me mostró cómo cortarla con caché, y cuando me tocó a mi cortarla, el pedazo resbaló del plato y salió como a 50 millas y cayó en la alfombra, frente al zapato del mesero.
​
Siempre que como pizza, desde los 12 años, recuerdo a Millie. Y ese recuerdo, ahora, que ya no está, aumentará y perdurará.

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¡MILLIE, ADIÓS, DESCANSA!

2/14/2021

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Acabas de morir, y ya siento que perdí un eslabón importante de mi vida.

Al enterarme que moriste, se ha activado una cadena de vivencias que no cesan en mi mente... memorias de niño, de grande, de niño de nuevo, de adolescente, de hombre, de hoy, del viernes, de la semana pasada, de toda mi vida. Siempre procuraste ser el resguardo, la protectora, la que me buscaba, la que me exponía, la que me inculcaba, la que pedía el permiso, la que se echaba la culpa, la que me amó y cargó a todos lados.


Millie era mi prima segunda, pero, en teoría, era mi prima hermana, aunque en la práctica, era como mi tía, y en amor, me quería como un sobrino, y me protegía como un hijo.

Para ella siempre fui, Raulito.

Era tan fuerte de carácter, como preocupada por ayudar a quien necesitara. Fue Trabajadora Social, pero, se creía doctora. Era popular hasta la médula, pero, no tanto como el profundo orgullo que sentía de ser rincoeña. No corría ni a la cocina, pero, organizó y desarrolló el evento deportivo más grande de Rincón, y lo hizo nombrar a nivel internacional: el Tríalo Rincoeño.

A donde llegara, llevaba comida, también alegría, y -como no- una que otra discusión, pues, siempre se imponía. Le gustaba jugar. Se pegaba, se pelaba, jugaba, se pelaba, y se volvía a pelar, pero, luego se pegaba, y esa montaña rusa, la entretenía.

Millie fue la suma de muchas cosas, pero, el resultado, su vida, su legado, siempre totalizó amor.

¡Te voy a extrañar, Milagros Josefa!

A todo quién lea estas letras, sepan que se murió, Millie Tillero, de Rincón, una gran mujer.

Y se murió, hoy, 14 de febrero de 2021, que si lo suman les da al 5-2-5.

¡Juéguenle un pesito!

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¡Japi Íster, Melo!

4/1/2018

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“Melo...
Meeloo...
Meeelooo...
Meeeelooo...”, le llamaba ella, casi implorándole, desde su balcón. Y, al unísono, movía sus manos, como la reumatoide se lo permitía.

​“¿Qué pasa?”, gruñía él, desde su silla, desde su casa, mientras complementaba su respuesta, también con sus manos, pero, en señal de pregunta.

“¡Melo, Happy Easter!”, le decía ella con su voz chillona, y le sonreía, mientras movía sus manos, con una alegría inmensa, por cierto, de las más sanas que he visto. Así era ella, así actuaba, pues, lo hacía cómo sabía, cómo vivía. Él, en cambio, le correspondía su felicitación anual con las manos. Así le agradecía. En silencio. Pero, era que ella no podía oírle, desde su balcón, su particular saludo; el que realmente él verbalizaba, desde su silla: un simple “¡Váyase al carajo!”

Ella, alegre por felicitarlo, y ser correspondida, en su fe, volvía a entrar a su casa. Alegre. Y entonces, bebía café.

Así lo atestigüé, año tras año.

​Se querían, pues, sé, que aunque parecía detestarla, la cuidaba. Era gruñón, malhumorado, malhablado, pero, un gran hombre. Para mí, uno de los mejores en mi vida. Era mi abuelo Carmelo. Ella, su cuñada Palma; mi tía. A ambos, los extraño, aunque partieron a la eternidad hace casi 20 años. Su recuerdo, hoy, parece resucitar en mi, aunque los llevo cerca día tras día.

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Podando, pero, reflexionando...

7/31/2017

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Él, al verme, se acercó y me dijo: "¿no se por qué haces eso?; nadie te lo va a pagar". Le respondí que no esperaba nada a cambio, más allá de que todos pudiéramos convivir en un mejor lugar. Lució desconcertado por mi respuesta; más me pareció que no estaba acostumbrado a ayudar o a recibir ayuda.

Hoy, algunos 2 meses después, se me volvió a acercar, y traía en sus manos una negra bolsa. Me dijo: "gracias por lo que haces, yo no puedo ayudarte, pues, no estoy bien de salud -recupero de unas radioterapias que me dieron para combatir un cáncer de próstata, y me bajó la hemoglobina-, pero, toma esta bolsa, y si necesitas otra extensión o conectar esa en mi casa, dímelo. He visto personas hincarse con esas matas, y ya no se puede usar esa acera. ¡Es terrible! ¡Agradezco lo qué haces!, concluyó esperanzado, mientras retrocedió ante mi pedido, luego de agradecerle su gesto. "¡Cuidado con una piedra, voy a seguir!", le advertí.

Él, mi vecino, un hombre de algunas 6 décadas, que no es muy gregario, y posee una mirada y cierta actitud orgullosa, hoy, hablaba conmigo. ¡Algo lo unía! Parecía convencerse de que hay que ayudar sin esperar nada a cambio y que vivir en comunidad nos impone la responsabilidad de ayudarnos unos a otros. Su mirada, era más elocuente que él, pues, me dijo más que lo que verbalizó. Me hizo sentir como si yo fuera quien le estaba dando una lección, con mi sudor, por el fuerte sol de las 11.

Seguí podando la yerba de las aceras de las 2 casas contiguas a la mía, y picando las muchas ramas que, con el tiempo, han ido creciendo y han impedido el uso de esas aceras. Sobre todo, frente a la segunda casa, pues, sus ancianos dueños murieron hace algunos 6 meses, y sus herederos no cuidan la propiedad.

Seguí cortando las ramas de unas hermosas trinitarias, y de reojo observaba al vecino, quien, desde su balcón seguía mirándome. ¡Parecía que hoy quería ayudar! Total, lo había hecho: me conectó mi extensión a su electricidad y su mirada me daba esperanza, pues, sentí que la conducta futura de ese hombre será de ayuda a alguien más. Miré la yerba de su acera y, la vi diferente, pues, siempre la mantiene bonita. Recordé su enfermedad, y, crucé, y en 5 minutos se la pode.

Volvió a salir y me dijo: "tú eres diferente, ¡estoy en deuda!"

"No me debe nada, por favor. ¡Recupérese!", le dije al irme.

¿Realmente, habrá entendido de lo que se trata?
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Haciendo la diferencia: ¡ya son 41!

7/17/2017

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A dos décadas de mi mayoría de edad (ya son 41) aún viven plenamente en mí: la ilusión, la gracia, la aspiración y las metas establecidas por aquel chiquillo que las forjó y que ahora las saborea, más se las replantea de manera plural y en abundancia.

Hoy, celebro feliz siendo quien soy. Rechazo el derroche de pretensiones que nadie entiende, ni goza y me concentro en sentir más que en tener.

En estos tiempos de turbulencia social, en los que reír se confunde con payasería, no diría, ni pensaría, que sin sonreír yo sobrevivir podría.

La confusión que le provoca a muchos el puntilleo de lo bien hecho puede considerarse manía mía, obsesión o quizá pura "maniatiquería". Más, en tiempos en que a la empatía se le llama tontería, me reafirmo en mis valores sin ironía.

¡Vida, cuán exigente e incongruente eres! Aun cuando me estipulaste que "la realidad pesa" me exiges que siga siendo, y también riendo; susurrándome con sabores eso de que: "el arte es un derecho".

Y, con eso, ¿cómo no recargarme de esperanzas y seguir comiendo mucho chocolate?

Me adviertes, con constancia, que la transparencia -y también, hacer la diferencia- parecieran ser dones, pero, que solo se traducen en sermones, de quien aspira a vivir con ilusión, gracia y sin pretensiones. Es esa la ruta que quiero seguir caminando, la que trazó el niño que fui, en la que voy creciendo sin olvidarlo, ni aceptando retraso.

[Relato editado, en la búsqueda del ritmo y la rima por el poeta Ángel Antonio, a quien agradezco.]

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¿Maví?

5/22/2017

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"¿Míster, usted sabe de esos jueguitos que tienen unos casets pequeños?", me dijo, acercándose a la bomba, en su bicicleta, mientras yo echaba gasolina, y me intentó explicar con sus manos el tipo de juego electrónico.

"Desconozco amigo, y no me intentes explicar, pues, no tengo muchachos, y no estoy al día en eso de los juegos...", queriendo cortarle, le afirmé, tajante, pero, sin tratarle mal.

"Debí imaginarlo...", me dijo mirando mi guagua, y pensativo continuó su conversación, "...quien tiene un maquinón así, no puede tener muchachos; ni uno. ¡Imagínese, pampers, escuelas, comida, gastan mucho... tendría un toyotita!", concluyó, como cualquier economista experimentado.

"Así es... ¡Quizá!", le dije.


"¿Paga mucho, verdad?", confrontándome con mis asuntos mensuales. "¿No se tomaría conmigo un maví? Ahí, los hacen bien buenos...", me dejó caer, mientras me señalaba un kiosko típico.


"¿Maví? ¡Eso emborracha, muchacho!", ya queriendo sacármelo de encima, le respondí, mientras, el tanque vacío, no se acababa de llenar.


"Mere, Míster, debería probarlo, y me compra uno. Sucede que el maví es un antioxidante y limpia la sangre. Es bueno para uno. ¡Y con este calor...!", me instruyó, como quien intenta vender un producto.


"Vamos a hacer algo. Yo no quiero maví, pero, deja que esto se llene y yo termine aquí, y verifico si tengo $1, y te lo doy y tú compras tu maví...", le dije.


"Me parece bien...", me respondió.


Y yo: 🙄😳


Termino, consigo el dólar, se lo di, y nos despedimos.


Me pareció que tuve una buena conversación que debí nutrir, pero, ya había dejado pasar la oportunidad.


Olvidé preguntarle su nombre. Parecía un buen muchacho. Casi de mi edad. Obviamente, carente de mis oportunidades. Pero, le percibí potencial. ¡Tenía carisma! Dios permita y le ponga mejores seres humanos que yo; que le ayuden con más de $1, y lo escuchen con detenimiento. Tiene ideas y conoce.


Mientras salía del garaje, lo vi; ¡estaba comprando su maví!
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¡Melo, Melo, Melo: Buen día!

4/13/2017

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¡​Hoy, cumpliría años Madrina Palma...!

(Si estuviera viva, cumpliría como 120 años, la condená'... 😂😂😂)

[Muchísimos de ustedes no la conocieron; no saben quién fue, y con toda probabilidad, ni les interesa saberlo... pero, les aseguro que se perdieron el honor de conocerla...]

Luz Palmira Marín Guzmán fue la madrina de mi mamá, la esposa de un hermano de mi abuela Folla: Padrino Miguel. Ella fue una gran mujer; realmente inigualable. Honesta, trabajadora, leal, creyente en Cristo y sus preceptos.

¡Nunca he conocido a nadie con un corazón tan sensible, solidario y empático!

No fue madre, pero, te acogía en su corazón, y te amaba como tal... más la ternura de su alma, era la que demuestra una madre universal. 

Creo que su único defecto fue su extrema ingenuidad, aunque esa distinción en su carácter, la engrandeció en algunos momentos de su vida...

En fin, solo pretendía con estas letras, recordar el nacimiento de una gran mujer que, aunque muerta, yo la recuerdo con mucho cariño y amor; igual al que, en vida, ella me brindó. ¡Su vida aún inspira!

Si respiro bien profundo y cierro los ojos, soy capaz de recordar su blanca y arrugada piel empolvada en Maja y perfumada con Jean Naté.

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​[¡Ya son 10!]

1/26/2017

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Hoy, celebro la culminación de una importantísima meta: ¡juramentar a la profesión de la abogacía!
 
Durante el transcurso de estos 10 años he podido ofrecer conocimientos, a la vez que me he enriquecido de las circunstancias que he enfrentado. 10 años de formación, de especialización en los temas que me apasionan; de puntualizar y precisar visiones y de encaminar, para llegar a otros niveles, las muchísimas metas y oportunidades que me permitirán ejercer la profesión de abogado; y más importante aún, 10 años de colaboración privilegiada. 
 
GRACIAS, a todos los profesionales que, consciente o inconscientemente, han continuado formándome: a los clientes, todos ellos amigos, quienes, desde un inicio, confiaron y aún recorren conmigo este camino; a esos profesores, con vocación, quienes, aún en la distancia, me siguen formando, cada vez que una duda requiere contactarles; a los colegas con quienes he compartido experiencias, dudas, frustraciones, planes, y expectativas; a los jueces colaboradores, que hacen que el camino a la justicia se pueda recorrer; a esos buenos empleados del Tribunal o del Registro de la Propiedad que nutren y encaminan, con su conocimiento interno, algún trabajo que he radicado; a las mujeres y hombres que han sido y son parte de mi equipo de trabajo, quienes nunca olvidan la recalcada misión mía de vida profesional y transmitida a mi empresa: SERVIR CON EXCELENCIA, SENSIBILIDAD Y ACCESIBILIDAD A CADA UNA DE LAS PERSONAS O INSTITUCIONES QUE CONFÍEN EN MIS SERVICIOS PROFESIONALES.
 
Que sean muchos años más, sin perder el norte al cual aspiro, sin perder las ganas por mejorar toda situación que se me consulte, sin perder la pasión y entrega que me caracterizan, sin perder la honestidad, el tesón, la dignidad y le entereza que distingue cada trabajo que realizo, y sin perder la fe y la voluntad de ver un PR mejor y unido en prosperidad.
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Silvio...

7/29/2016

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Silvio, anoche, me dijo: "mijo, la cosa está mala, cómprame una bañera grande también, por si se va la luz".

Lo entendí. En su trinar, se escucha la preocupación que nace de vivir al borde del "¿qué vendrá ahora?". Se sufre, hasta en la urbe.

A Dios gracias, hoy, le encontré su bañera grande. Ya se la instalé. Estamos a mano.
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Hillary... ¡y la vida!

7/27/2016

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Miren. Sucede que la vida es misteriosa y caprichosa. A veces te da la oportunidad, por qué sí, y a veces se empecina, y nacarile; no sucede. Otras, veces, voluntariosa, no te da segundas oportunidades.
Me resulta difícil comunicar presentimientos, pues, son cosas muy de uno, que no se pueden explicar, ni justificar. A veces, cuando eso te sucede, lo que piensas, quisieras que no ocurran, pero, presientes que sucederán y quieres equivocarte. Este es el caso.
Pienso que a Hillary, por muy buena y competente que pretenda lucir, se le fue su tren. Obama se lo quitó hace 8 años. Pienso que aún cuando ella lo quiera, ella no será Presidenta de los EU. Ni con el apoyo del propio Obama.
Ojalá y me equivoque.
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    Raúl Carrero

    Abogado-Notario

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